miércoles, 25 de noviembre de 2015

Noventa, presión y depresión.

Duermo en una cama de noventa.
Duermo en una cama de noventa, en las que podría dormir.
Duermo en una cama de noventa, en las que podría, o no, dormir.
Duermo en una cama de noventa sueños que se repiten.
Duermo en una cama de noventa sombras que acarician al viento que suda en mi espalda.
Duermo en una cama de noventa y seis. Con sus pesadillas intactas, y sus sueños aislados bajo la colcha.
Duermo en una cama de noventa, y descarto las ochenta y nueve siguientes por dormir contigo.
Duermo en una cama de noventa en la que me despierto solo.
Duermo en una cama de noventa en las que me despierto solo.
Duermo en una cama de noventa días sin querer levantarme.
Duermo en una cama de noventa voces que me dicen levántate.
Duermo en una cama de noventa voces que me dicen no, hoy no va a ser el día. Vuelve a dormir.
Duermo en una cama de noventa veces que me falta la respiración por seguir en la cama.
En una cama.
No duermo.
No duermo en una cama de noventa.
Y estoy seguro de que no dormiré en ninguna de noventa.

domingo, 15 de noviembre de 2015

De mis noches más claras
veo en la luz.
Y cada vez son más claras 
desde que estás tú.
De mis noches más oscuras
veo en la oscuridad.
Y cada vez veo más, 
cuando tú no estás.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Se acerca el día y ya no te recuerda el viento.
Se acuerdan de ti las campanas una vez al año, yo todos los días… 
Y es que a una persona como la que fuiste tú, y hoy sigues siendo para mí, es difícil de olvidar.
Me acuerdo de ti… 
De tus arrugas, de tu risa, de tu manera de abrazarme y de tu querer.
Pero ya casi no nos recuerdo juntos…
No me acuerdo de tu olor y eso me duele. 
No me acuerdo de tus caricias...
Me duele. 
Me duele haber olvidado algo tan importante, tan solo porque no lo tengo todos los días.
Rabio cada vez que juego a las cartas y las cojo con la mano izquierda… Rabio porque no te tengo delante para llamarme zocato.
Es rabia, es dolor, pena y desesperación saber que nunca más me vas a llamar zocato.
Que nunca me vas a hablar, ni abrazar, ni echar de menos cuando me vaya.
Nunca volveré a saber lo que se siente al salir de tu casa despreocupado y sin echarte de menos en la ida, porque pensaba, tonto… Tonto… Pensaba que siempre ibas a estar. 
Y ya no estás, abuela.
No…
Y el mundo no puede sujetarme cuando grito a solas que te echo de menos.
No hay paredes que me contengan a la hora de volar hacia ti, pero no se despliegan mis alas.
Abuela, estoy llorando.
Estoy llorando y de nada me sirve si no enjugas mis lágrimas.
Puedes volver…, ¿por favor? 
Que se me hacen las noches cada vez más oscuras y tengo miedo.
Tengo miedo abuela, no quiero perder a nadie más.
No estoy preparado para esto.
Nadie está preparado para echar de menos a alguien tanto como te echo de menos yo.
Cada vez estoy mas roto, y necesitarte no ayuda. 
Echarte de menos me rompe y me arregla a la vez.
¿De qué habla la fe, si no me ayuda a acercarme a ti?
Me siento estúpido suplicando un minuto más contigo, como si fuese un crío que no quiere madrugar, como si fuese tan fácil. 
Como si fuese posible…
¿Me has olvidado tú? ¿Puedes olvidarme?
Ya me advertiste de que esto iba a pasar y yo no quise escucharte: “la abuela se va…”. 
Y yo solo te cogí la mano y te dije que nunca dejaría que eso pasase.
Y aquí me tienes, incapaz de haber cumplido la promesa más importante de mi vida. 
¿Cómo espera la gente que cumpla sus absurdas exigencias si no pude salvarte a ti?
A ti, pilar de mi mundo y alma de mi cuerpo. 
A ti no pude salvarte, y ahora no puedo salvarme a mí mismo de reprochármelo todos los días.
Que se ha ido la puta luz de mi vida, JODER.
QUE SIN TI NO SOY NADA.
QUE TE QUIERO.
QUE TE ECHO DE MENOS.
Que te necesito aquí, abuela…
Te necesito. 
Estás muerta joder, ¿QUÉ COJONES SIGNIFICA ESO?
NO ME PARECE BIEN JODER, NADIE ME HA PREGUNTADO SI ESTABA PREPARADO PARA ESTA HOSTIA, NADIE TE DIO PERMISO PARA IRTE, NO DIJISTE NADA.
Vuelve de inmediato y explícame por qué era ese tu momento de partir, porque no entiendo por qué no te quedaste para estar conmigo.
No entiendo esta puta mierda de vida, que me dio a alguien como tú para luego apartarte de mi camino sin ni si quiera avisar.
Y esto es egoísta e irracional, como lo es esta puta vida en la que me ha tocado vivir ahora que no estás.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Quiéreme como si no fuésemos a morir en la vida.
Bésame como si esta noche fuese a dormir contigo y mañana te despertases solo.
Suspira con más frecuencia cuando esté a tu lado.
Desincronicemos nuestros relojes hasta que sea la hora exacta para querernos. 
Para besarnos, para tenernos.
Besémonos. 
Tengámonos.
Ganemos al tiempo buscándonos las cosquillas.
Seamos los acordes de tu canción favorita.
Muramos como si hubiésemos querido alguna vez de verdad.
Crea verdades en mis hoyuelos, fantasías en mi espalda. 
Hagamos que las estrellas brillen sin motivo. 
Riamos como si estando muertos notásemos la brisa de nuestros alientos en el cuello.
Gritemos, porque gritar está tan sobrevalorado como el querer. 
Gritemos de verdad, desde dentro. 
Gritemos como si tuviésemos motivos por los que gritar.
Gritemos como si tuviésemos motivos por los que querer. 
Querámonos como si estar juntos no fuese una excusa para hacerlo. 
Estemos juntos porque nos queramos.
Elige mi risa de entre todas y prometo reír contigo.
Elige lo que quiera que veas en mí y veámoslo juntos.
Cuéntame lo que ves cuando te llevo a lo más alto y te llevaré todos los días. 
Cuéntame lo que ves cuando vuelas, y volemos.
Termina ya ese cigarro, que te voy a enseñar las nubes por fuera y lo que mi sonrisa siente por dentro.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Han sido muchos meses de olvido, 
y, descuidado yo,
casi olvido por completo los nervios,
las ganas de acercarme cuando no me ve,
y… 
Abrazarle por la espalda...
Tirarle agua cuando se despista…
Los nervios de no conocer casi ninguna de las canciones que me enseña.
Los esfuerzos por hacerle reír.
No sé qué estoy haciendo, 
porque esto, realmente, es de locos…
Pero creo merecerle, ahora, que es de noche.
Me falta el valor que le sobra a mis noches
para decirle que esta noche me merezco a alguien así en mi vida.
Puede que alguna noche sí te quedes, quién sabe, si juego mis cartas bien.
Esto es una locura…
Con gente como tú es muy fácil olvidarse de lo preciso y recordar lo bueno.
Gracias por devolver mis nervios a donde pertenecían.
Y gracias por escucharme.
-“¿Te vas a rendir ya?”
+¡No, esto acaba de empezar! 

domingo, 9 de agosto de 2015

Hay muchas noches. Unas son malas, otras también, y otras son solo noches en las que ni fú, ni fá. Si estoy escribiendo esto es porque esta es una de las malas noches en las que me apetece contar que estoy mal. Nunca he escrito por dar pena, así que si tu impresión es esa, no sigas leyendo, o lee la primera entrada de mi blog.
No estoy bien.
Lo sé.
Y creo que sé lo que me pasa, pero no estoy seguro.
Hoy me han dicho que soy una persona cíclica y creo que es la definición más precisa de mi ser.
Estoy teniendo los mismos problemas que en primero de bachillerato. Y que en segundo...
Problemas de los cuales soy consciente y de los que, por favor, si tengo esta conversación contigo, me gustaría evitar mencionar…
Sé que son problemas, pero hay más, no solo los que ves desde fuera.
Mi cabeza está hecha un lío.
Mi cuerpo está hecho un lío…
Solo escucho gritos y todo va a una velocidad que mi ánimo no puede seguir.
Y me sorprendo tartamudeando, teniendo lapsus al hablar, no siendo capaz de mirarte a los ojos por si descubres lo que escondo en mi interior.
Como dice la expresión: “I need to get my shit together”.
Y ahora que llevo la mitad de una entrada normal, y ahora que Chabela Vargas se muere de frío, ahora, me doy cuenta de que no voy a decir más que “estoy mal”.
No estoy pidiendo ayuda.
Ya tuve ayuda 8 o 9 meses.
I need, I – need, to get my shit together.
Lo voy a hacer solo.
Se acabó lo de asustar a gente que me quiere cada vez que se me acumule la mierda.
Lo voy a hacer solo.
Solo.

domingo, 5 de julio de 2015

Cuando se extingue tu llama reavivas el fuego,
soplas en la herida y saltan chispas.
Hoy vienes, mañana te irás…
Vienes a registrarme el corazón,
a abrirme el pecho a ver qué encuentras.
Te diría lo que puedes encontrar al abrirme en canal, 
pero no te sorprendería, es lo mismo que dejaste al marchar:
un corazón roto y el rescoldo de tus abrazos que me mantuvieron caliente en las noches en las que el frío se acercaba a saludar.
Ábreme y encuentra lo que estás buscando,
que este edificio sigue en pie esperando tus llamas.
Incéndiame que este julio es frío para mí desde que siete y siete no somos, ni suma dos.
Tira la cerilla, que la gasolina lleva corriendo por mis venas desde el primer momento en que agarré tu mano.
Y para cuando te marches procura no dejar rescoldos, 
apágame a pisotones como a una colilla. 
No dejes que me apague solo rodando de nuevo sobre ti…
En caso de emergencia: rompe mi corazón.

martes, 16 de junio de 2015

Segundo día consecutivo escribiendo una entrada... 
Estoy que me salgo.
Será que me supera el paso de los acontecimientos, que no estoy preparado para pasar antes de estos.
Estoy girando sobre mí mismo, 
buscando en mis espinas tus dolores.
Llenándome de los vacíos que me deja la gente al marchar.
Conociendo a más gente, repartiendo mi ser en pedacitos y quedándome sin ser, ni oír, ni dar, como dice Robe. 
¿Qué es un amigo? 
¿Quién es tu amigo?
Siento que mi pecho está lleno de humo.
No voy a reciclar amistades, no se me da tan bien olvidarme de la gente como se les da a ellos olvidarse de mí. 
Sigo creándome y repartiéndome a cualquiera que quiera escuchar mis penas con un cigarro.
Sigo sin creerme que me quiero.
Sigo sin poder quererme porque no tengo pedacitos de mí para mí.
Solo soy un cobarde. 
En lo más profundo de mi ser sé que seré y he sido un infeliz. 
No es depresión que quiera estar en la cama día sí y día también...
Es tristeza.
Tristeza de empezar a conocerme y disgustarme en futuros inciertos.
No debería escribir esto para un blog público... Pero quien siente y se calla crea úlceras, y yo ya sangro demasiado arrancándome pedacitos para que me puedas entender mejor.

domingo, 14 de junio de 2015

Hay muchas cosas que no termino de entender.
Si alguna vez fui el mejor en algo, aún no sé qué se siente al serlo. 
Si no lo he sentido, será que nunca he sido el mejor en nada. 
Hay muchas piezas que no encajan en este puzzle inestable.
Las piezas que he ido cambiando de lugar no encajan entre ellas ni conmigo.
Y la mesa se tambalea, y el puzzle se desmorona.
Recojo pieza a pieza lo que solía ser e intento reensamblarme sin éxito aparente.
Parece que no termino de entender que mis esquinas no tienen colores, que tus piezas dibujan otoños en mis lamentos.
Junto más piezas y vislumbro el lugar donde solíamos gritar, una noche estrellada y regazos confortables;
dos sonrisas y una baraja de cartas españolas: 
dos lágrimas,
diez euros, 
el vaho de un cristal y tú detrás,
rodeada de flores. 
Sigo construyendo el puzzle, más imágenes. 
Una consulta, 
dos lágrimas, 
algo en el corazón de mi madre. 
Una playa, 
sangre en los ojos, 
preocupaciones superficiales, 
dos lágrimas, 
una pieza. 
Un caramelo en tus manos, 
no te lo puse yo. 
Una camisa,
una corbata
y un avión. 
Otra playa, 
un beso, 
siete lágrimas. 
Me falta el aire, 
salgo corriendo
y viene detrás, 
me acurruco en la esquina, 
al lado de la manguera de incendios. 
Lloro, 
gimo, 
dos lágrimas, 
frío, 
me falta el aire, 
corro... 
Mi madre, 
la terraza, 
un cigarro. 
"Siempre habrá gente que no te acepte por como eres, no dejes que el abuelo te vea así"... 
Dos lágrimas. 
Me ahogo. 
Dos lágrimas y un rio en mi interior que se seca. 
Si nunca sabré lo que es ser el mejor, dejaré que el puzzle caiga una y mil veces. 
Dos lágrimas... 
Gritas... 
El aire en mi espalda desnuda.
Siete y dos lágrimas, 
desaparezco.

domingo, 7 de junio de 2015

Recientemente se me dio la oportunidad de escribir el prólogo para el libro de una amiga. Por motivos más que aparentes si eres homosexual e intentas trabajar con un fanático religioso del Opus Dei, mi prólogo fue desechado. No por la calidad de este, sino por una discusión en la que se me sugirió que la homosexualidad tiene “cura”, o que si hubiese nacido en Irán o Marruecos, ya estaría en la cárcel o muerto. Ante esta conversación tan maravillosa tuve dos oportunidades: bajar las orejas y soportar que alguien que no me acepta tal y como soy me haga cumplir mi sueño, pisando para ello mis ideales y valores; o reclinar la propuesta de escribir el prólogo de mi amiga y posteriormente un libro para la editorial de este… Señor.
Supongo que mi decisión está más que clara. Os dejo aquí el prólogo que escribí para M.U.S.A, libro de poesía que ha conseguido en unos pocos días llegar al número uno de ventas de poesía en Amazon. Qué decir nada más que me alegro muchísimo por ti, María. Os dejo el link para comprar el libro online: http://www.amazon.es/M-U-S-Mar%C3%ADa-Helio-ebook/dp/B00YXHBSOS/ref=sr_1_4?ie=UTF8&qid=1433550675&sr=8-4&keywords=kuicast
Espero que os guste el libro y espero que os guste el prólogo que escribí para él. Disfruten.


“El amor es como el gas mostaza: lo sientes en todos los poros de tu piel, te deshace por dentro… Y justo antes de morir, consumido en ti mismo, ves una luz de esperanza que se apaga cuando te das cuenta de que el amor no vuelve.
Ingenuos nosotros, humanos, que revoloteamos alrededor de esa luz como polillas, asustados de acercarnos y aterrados de alejarnos de ella. Que nos acercamos para cegarnos de claridad, cuando es confusión, y al alejarnos en busca de una nueva luz, nos bañamos en la oscuridad nítida de la soledad. Lloramos las tristezas que un día fueron falsas alegrías, borramos los besos de nuestros labios, enjugamos nuestros recuerdos en mangas, calzamos nuestra mejor sonrisa… Nos ponemos frente a la puerta, dispuestos a enfrentarnos a otro día más, damos la vuelta y volvemos a llorar.
Ser quienes somos nos asusta y buscamos musas para regalarnos los defectos en sus perfecciones ficticias, para bañar nuestros sueños en sus profundos pozos de irrealidad. Buscamos ser quienes no somos, buscamos reafirmar nuestros defectos y exaltar las perfecciones de quienes creemos eternos, y efímeros vencen el paso del amor.
Nos encontramos ante una obra que actúa como metáfora de la vida amorosa. El personaje que relata la historia es una persona solitaria que vive sin vivir en ella. En su pequeña fortaleza de papeles y plumas, vive con la incertidumbre de desconocer si sus palabras dejarán huella, si alguien le recordará, si él se recordará. Solo por el azar recupera nuestro personaje la ilusión por escribir al encontrarse con quien él idealiza, su musa. Recobra su camino en la vida, vuelve a escribir, a respirar la inspiración de Apolo, hasta que encuentra a su musa en brazos de otro hombre.
Muchas gracias, María, por darme la oportunidad de entrar al mundo editorial, a mi parecer, por la puerta grande. Espero que sigamos trabajando juntos en nuevos proyectos,

Juan Antonio Álvarez Martínez”

martes, 21 de abril de 2015

"Están ahí los besos que me diste ayer, ya no te debo nada... Que te vaya bien".

“¿Por qué me quieres?”, te pregunté un día. Y otro. Y otro… Sin parar a pensar, egoísta de mí, que yo no te había preguntado en qué lado de la cama preferías dormir. Preferí cederte uno sin preguntar, y cuando yo pregunté, cediste tú al tiempo la respuesta. 
Y es que un “te quiero” temprano, aunque gratis, sale caro; un “te quiero”, de los de verdad, cuesta decirlo más que pagar por el precio de 100 fingidos.
Nunca le di más importancia de la que tenía,
preferí cegarme con esa carita que ponías cuando querías pelea,
con la nieve enredándose en tu pelo,
con los bostezos de cada mañana a tu lado,
con las líneas que dibujaban mis facciones ante tus “te quieros”.
Sé lo que me dijiste.
Sé que todo ha acabado,
que no puedo seguir llamando algo a lo que no es.
Es solo que cada vez que intento correr acabo cayéndome.
Que la prisa de quererte hace que esté perdiendo la carrera ahora,
y me creo experto en besos de portal,
cuando no quiero que la sombra me cobije.
Caprichos de entretiempo, mientras tomamos caminos diferentes cada vez que nos cruzamos.
Te voy a contar un secreto.
Desde que ya no estás, tengo miedo a las luces.

He decidido que no quiero más amores sin boceto… 
Que luego dibujo un amor a besos y se me emborronan los labios. 

“Mis manos echan de menos tus manos, mis manos echan de menos tu piel. Mis manos echan de menos tu pelo y tu cuello… Y mi dolor echa de menos que me seas infiel”.


lunes, 23 de marzo de 2015

Que me explique alguien este sinsentido de mariposas muertas.
Retortijones para los que son más del campo que yo…
Estas noches en las que no duermo hasta que sale el sol.
¿Desde cuándo le tengo miedo a la oscuridad?
Que he borrado mi pasado y o no me importa, o mi cuerpo no sabe si le importa,
que miro a la nada más que antes y me veo reflejado.
Y limpio el vaho del espejo.
El sudor de mi frente.
Vomito de nuevo.
Recorre el frío mi nuca y vuelven las arcadas.
Y echo de menos a mi abuela.
Estoy pálido y con vida por fuera y no por dentro.
Que miro a la pantalla y se me nublan los recuerdos,
se juntan las letras y me dicen que soy subnormal.
Nada nuevo.
Lo he hecho mal y no me arrepiento, porque se ha acabado.
Yo lo he acabado. Quería que se acabase.
Y esto no tiene sentido para ninguno de vosotros, que creéis que aún hablo de mi ex…
Ingenuos, que pensáis que la vida se limita a querer hasta que te destrozan.
Esto es algo que solo entiendo yo, porque ya he pasado por ello.
Me vuelve a visitar y esta vez no es 16 de septiembre.
Qué gilipollas he sido todo este tiempo pensando que estaba bien.
Y sigo escribiendo más frases, y más, y más. Y me cansa no saber qué decir, qué contar, si no cuento ovejas desde hace días, ni me dirijo la palabra.
Miro las fotos y me veo sonriendo.
Miro la cámara del móvil para saber si sonrío y es que soy tan tonto que no me he dado cuenta, pero no es así.
Palidezco y tengo la boca pastosa de vomitar las mismas palabras una y otra vez en mi mente.
No quiero más palmaditas en la espalda.
Más “eres demasiado maduro para la edad que tienes”.
Más “eres demasiado inmaduro para la edad que tienes”.
No quiero un feedback sin comunicación ni raciocinio.
No quiero que os pongáis mis zapatos porque “sepáis” caminar con tacones de aguja.
Tú no has pasado por aquí.
Zorra, estos zapatos no están hechos para caminar,
y este gilipollas está cansado de correr detrás de sí mismo.
Bienvenida de nuevo, vieja amiga.

6:03 a.m.

jueves, 19 de marzo de 2015

Quiero que volvamos.

Quiero que volvamos.
Ojalá pudiese ser todo como antes…
Como antes de conocerte.
Quiero que volvamos la vista atrás
y no recordarnos.
Quiero que volvamos a ser dos desconocidos más.
Para volver a conocernos,
para decirte que nunca serás capaz de hacerme daño.
Y que lo intentes una y mil veces
y entiendas que el que está roto por dentro
no soy yo.
Eres tú.
Leí en una ocasión
que el mayor favor que le puedes hacer a un ex
es dejar que te odie.
Favor concedido.
Esta es mi declaración de intenciones.
Mi poema de amor desenamorado,
mi trinchera en el bando de Miguel Hernández,
mi miedo en los poemas de Neruda…
Si consigues odiarme, sabré que algún día me quisiste,
porque “hay personas que se odian porque un día se quisieron”.
Supongo que no me odiarás nunca y que ese trabajo me tocará a mí.
El de odiarme, digo…
No creo que sepas siquiera sentir odio,
ni amor,
ni desesperación…
Solo sientes necesidad,

¿verdad, mi querido espíritu dionisíaco? 

domingo, 15 de marzo de 2015

Bendita elocuencia,
que nos llevó a iluminar habitaciones con nuestros incandescentes cuerpos.
Si quiero un futuro
toca olvidar el pasado.
Toca remar.
Toca dedicarte escritos
y nunca más besos…
Confiaba en susurrarte al oído más días
que siempre serás mi mongolo favorito.
Ojalá el error lo hubiese cometido yo.
Ojalá pudiese ir detrás.
Arrastrarme más aún si cabe
esperando algo de ti,
y no de mí,
como hago ahora.
He perdido mi orgullo.
Ayúdame a buscarlo,
o devuélvemelo de una vez…

lunes, 9 de marzo de 2015

Ignorante de mí que creí que las cuerdas que me lanzabas eran para rescatarme y no para colgarme.
Para rescatarme del pozo de mentiras al que tú me has tirado.  
El que tú has creado. Y no me ahogan las ganas de decir la verdad porque todo está dicho. 
Ahora te ahogas en tus mentiras y caen contigo quienes las respaldaron. 
No intentes salir, de un pozo así no se sale tan fácilmente. 
Ya no hay besos por las mañanas al despertar. 
Yo los tengo. 
Besos y abrazos cuando quiera. 
Ni Sabina escribe canciones mejores que las historias que te montas…
Ahora solo nos queda hacernos daño, pero yo ya tengo quien cure mis heridas. 
Siempre han estado ahí para apoyarme, para llorar. 
Te hablo de mis amigos. Ahora la pregunta es, ¿a quién tienes tú? 

sábado, 7 de marzo de 2015

He conocido a alguien.
Soy yo,
y voy a darme una oportunidad.
Porque estar solo
no significa necesariamente estar en soledad.
Porque me hablabas con palabras
y no con sentimientos.
Porque tus brazos fueron mi cama cuando estaba cansado,
pero de que fuesen mi cama ya me he cansado.
Y es que ahora no hay nada.
Nada de lo que cansarse,
nada de lo que arrepentirse,
nada de lo que temer.
Solos mi destino y yo
para hablarnos con las palabras que nunca se escriben:
las verdades. 

domingo, 1 de marzo de 2015

“Nunca llegamos a hablar de ‘para siempres’.
Nunca hablamos de amor en términos reales.
Nos dedicamos a crear el amor entre los dos, a darle un sentido único que ahora no tiene sentido.
Supongo que nuestro no-nato ‘para siempre’ fue un ‘casi’, y en ‘nada’ se quedó.
Odio hacer las cosas mal, que hagas las cosas mal.
No poder guardarte rencor.
No tener motivos para sentirme triste y estúpido, y no vacío, como me siento ahora.”
-Pensé antes del final.
Y se me hace duro pensar en lo poco que duró, en lo poco que duraron
tus manos en mi espalda, tus caricias en mi alma.
Tus puños en mi corazón y tus labios regalados.
Tu lado de la cama pregunta por ti.
Le he dicho que has muerto.
Tu lado de la cama llora y el mío también.
O lloro yo.
¿Qué más da?
Me está costando escribir esto lo mismo que a ti olvidarme:
Nada.
Solo son palabras vacías.
Como tu corazón.
Como tu lado de la cama.
Como mi corazón.