jueves, 25 de diciembre de 2014

Si me escupes, que sea en la cara y no en la espalda.

Me estoy cansando de miradas acusadoras, de palabras en voz baja que esconden miedos, del frío en los dedos. 
Me canso de cambios que no cambian y me canso de esperar a que cambien. 
Me canso tanto que cede mi personalidad y me convierto en un desgraciado como vosotros. Un desgraciado más que busca partir labios que osan humillarme. 
Me estoy cansando de ti, España, de que me escupas por la espalda y salgas corriendo.
Me estoy cansando de mí, gilipollas, de limpiarme las babas de una sociedad corrosiva. 
Te estoy llamando a ti.
A ti, que te indignas cuando demuestro mi amor.
A ti, que criticas con la mirada lo que deseas y no consigues.
A ti, que te dedicas a mirar con envidia lo que no tienes. 
A ti, que criticas ingenuo lo que no comprendes.
A ti, que te dedicas a vivir de la vida de los demás. 
A ti, especialmente a ti, que te den por el culo y no te guste.