domingo, 29 de diciembre de 2013

Brisa en la azotea, larga noche, deseos a las estrellas y soledad. Mirada perdida.
Humo en las manos se infiltra cauteloso por los encajes de mi ropaje. Humo en mi cara, en mis ojos. Estallan en ellos unos cuantos vasos sanguíneos y lloro vasos de lágrimas y noches en vela.
Ordeno la habitación ya no habitada por nadie más que mis recuerdos desordenados.
Ya nadie va a poder hacerme daño, no se puede romper lo que ya está roto.
Y el agua me sabe a poco.
El respirar me sabe a poco.
El comer me sabe a poco.
Dormir duermo y me sabe a poco.
Soñar no puedo y me sabe a poco.
Echarte de menos me sabía a poco y ahora me sabe a sed, y a asfixia, y a angustia, y a insomnio, y a sueños marchitos, y a un futuro desierto sin tu voz que me guíe y sin ti.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Empecé a pensar en escribir esto cuando aún estabas.
Sentado en mi cocina fumando un cigarro bajo la luz observaba las ondas del blanco humo escapar del tabaco ardiendo y pensé, menuda metáfora más afortunada: la vida es como un cigarro encendido, se consume rápido y con cada calada el tiempo pasa y como el humo en tus pulmones, hace que cada vez te quede menos tiempo vivo.
Ya he llorado bastante y empiezo a comprender que ya no estás, aunque no lo entienda del todo y te eche de menos.
La última vez que hablé contigo me preguntaste cuándo iba a volver a España y yo te contesté “pronto”, tú repetiste “pronto” y no me creíste. Lo último que te dije fue una mentira y me duele no haber podido aprovechar esa última llamada para decirte lo mucho que te quiero, para darte las gracias por entenderme, por ser la persona más dulce y buena que he podido conocer nunca. Para recordarte cuando un San Valentín por la noche mis padres fueron a cenar fuera y yo me quedé contigo y con el abuelo, apenas tenía 8 años y estaba acurrucado sobre tu regazo en la mecedora mientras tú me cantabas “a dormir mi nene, que viene el tío y se lleva a los nenes que no han dormio” y yo te contesté: “¡el tío no, abuela!” y comenzaste a reír. Siempre me recordabas ese momento cuando te visitaba… Quería decirte, abuela, que has sido la persona más influyente en mi vida, que gracias a ti adoro escribir y me encanta leer, que gracias a ti soy quien soy ahora mismo. Y puedo estar orgulloso y lo estoy, por haber conocido a alguien como tú.
Jamás olvidaré cuando jugábamos a las cartas juntos y yo escondía una carta para jugar a ese juego que el abuelo detesta y tú te reías y me decías: “shhh, que no se entere el abuelo que ya verás”. O cuando jugábamos a la Brisca y yo tiraba un uno cuando tú habías tirado un tres y me llevaba todos los puntos, siempre me dejabas ganar…
Jamás olvidaré cuando dormía en tu casa y me metía en la cama, venías a darme un beso y desde el umbral de la puerta decías: “con Dios me acuesto…” y yo me veía obligado a contestar, no sin antes protestar por ello, “con Dios me levanto” y ambos al unísono decíamos “la virgen María y el Espíritu Santo” y tú apagabas la luz. Nunca fui muy creyente y después de lo acontecido dudo mucho volver siquiera a intentarlo.
Jamás olvidaré las tardes en la puerta de tu casa jugando con el camión de juguete amarillo que me regalaste, y que siempre me decías “¡hay que mirar antes de cruzar por lo menos cien veces!”.
Tampoco olvidaré entrar por la puerta de tu casa tras tocar el timbre mil veces para que supieses que era yo, que me veas y me digas lo grande que estoy, me toques la cabeza y digas que crezco como los pepinos o que hay que ponerme algo en la cabeza para hacerme más pequeño y me abraces.
Por supuesto no olvidaré tus caramelos de café con leche, sabes, me hubiese gustado poder poner uno en tu mano a modo de despedida la última noche que estuve en el tanatorio, pero no tuve la oportunidad… Espero que entiendas al menos mis intenciones y que entiendas también por qué no pude estar en tu entierro. Es algo que nunca me perdonaré, por más que mi futuro dependa de estar en Austria estudiando, jamás me perdonaré no haber estado en tu funeral, abuela. Lo siento mucho.
Tengo tantas historias que contar que se me van de la memoria…
Estando en el tanatorio, el abuelo sacó la cartera y me dio diez euros, me dijo: “toma, estos son de parte de la abuela” y me hizo llorar, incluso ahora estoy llorando al recordarlo.
¿Quién me va a preguntar si me ha pagado ya mi jefa? ¿Quién me va a decir ahora: "confía en la abuela y saldrás ganando”? ¿Quién me va a decir "vales siete millones cada pelo, y el que quiera que venga y los cuente"? Ya nada volverá a ser como antes...
Siento si alguna vez te he contestado mal, si alguna vez no te he demostrado lo suficiente lo importante que eres para mí, lo mucho que te quiero. Siento que ya no estés aquí y siento aún mucho más, no poder haber hecho nada para remediar tu muerte.
No quise darte un beso la última vez que te vi viva porque estaba resfriado y tenía miedo de que te pusieses peor por mi culpa, pero quedan atrás todos los besos que te he dado, todos los abrazos y todos los que te daré si algún día nos volvemos a ver.
Desearía estar en tu lugar ahora y que tú siguieses aquí, pero no es posible por más que yo pueda quererlo…
Gracias por ser la persona más importante en mi vida, gracias por enseñarme a ser una buena persona, por quererme, por dejarme quererte.

Siempre estarás en mi memoria y mi corazón, abuela, te quiero.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Primer bajón en Austria, ¿dónde están mis amigas?

Llevo queriendo venir a Austria desde mayo del año pasado y aquí estoy, es mi primer día y he tenido algunos altibajos en la entrada a mi nuevo país. 
Antes de embarcar pensé que no podría venir por ser menor de edad y no tener la autorización de la policía, la autorización paterna para viajar al extranjero. La azafata me dijo que no podía subir al avión... ¿Y mi pasaporte? Menos mal que lo tengo, si no, no estaría aquí. 
Llegué a casa después de ir de compras por Zürich con una amiga y su madre. 
La casa en la que viviré las dos próximas semanas es la típica casa que sale en el programa '¿Quién vive ahí?" o programas de ese estilo. Tiene tres pisos, construida por dentro en madera y con unos grandes ventanales que dejan ver todo un bosque y una ciudad entera a los pies de la casa. Mi habitación es enorme y con una terraza para mí solo, con fotos y entradas de conciertos de Papa Roach y 30STM... Guitarras, ukeleles...
La familia que me hospeda es la simpatía personificada, me tratan mejor de lo que yo pudiese imaginar, hoy me han hecho de cenar una comida riquísima y hemos estado hablando sobre muchas cosas en alemán. Cosas nazis. Bueno, no... Pero ha sido interesante.
Escribo en mi móvil desde una fiesta que han organizado para mí. Bebemos cerveza, comemos albóndigas y patatas que compramos esta tarde en Ikea, en Zürich, y escuchamos música lenta. Ahora suena el piano desde otra sala.
La gente aquí bebe sin cubitos y echan agua con gas al alcohol... Es extraño... Lo estoy pasando bien: estoy bebiendo cerveza, fumando, riendo, hablando en alemán y entendiéndolo, cosa que me ha sorprendido... Pero echo algo en falta: mis amigas.
Una fiesta no es una fiesta para mí si no están ellas... Voy empezando a entender que estoy solo. Solo un mes y medio, sin verlas y sin liarla con ellas.
Espero que la chica que me hospeda vuelva pronto de "hablar" con un chico y podamos irnos, hace frío y sinceramente no quiero más fiesta austriaca por ahora, sólo quiero acostarme y poner la cam con mis amigas.
Dejo de escribir, me hablan.
Me hablan y se ponen a organizar un cumpleaños, pues yo quiero ir al paintball bitches!
Mañana voy a un concierto de un rapero famoso aquí: Casper. (El fantasma no.) 
El lunes me voy de compras a Alemania, concretamente a München (Munich) y creo que la semana que viene me voy a Wien (Viena)... Voy a hacer mil cosas y voy a visitar mil países si es posible. Tengo que aprovechar mi tiempo aquí.
Sigo esperando a la chica que me hospeda, han pasado veinte minutos y estoy sentado en uno de los salones. El sofá es cómodo. Observo la pared con un papel colorido de flores y bajo la gran escalera de madera se esconde un equipo de música antiguo y una gran colección de vinilos. Todo en esta casa es vintage, esta noche mismo tomé una foto con una Polaroid, era una cosa que quería hacer desde siempre, desde que de pequeño veía películas americanas de bajo presupuesto en Antena 3 con mis padres. Tomar una foto y que se revele al instante... Me gusta.
Mientras escribo esto pienso en la casa en la que estoy: sólo el mobiliario de su planta baja valdrá más que mi casa, probablemente. La verdad, me da igual, no cambiaría la comodidad de mi casa y mucho menos a quienes viven en ella.
Tobi, mi "hermano" austriaco, está borracho y toca el piano en la planta que hay sobre mí, justo enfrente le veo. Los techos son altos, me atrevería a decir que miden cerca de los 10 metros, a unos 7 metros de altura, en la planta intermedia está él tocando el piano. Antes de venir solo al salón me acerqué y me senté junto a él a escuchar.
Me acabo de dar cuenta: sobre mi cabeza hay un enorme proyector de cine, y justo delante, donde la pared de flores, hay una pantalla que se esconde en el techo.
Toca seguir esperando hasta llegar a "casa" y colgar esto en mi blog...
Sigue sonando la canción de piano, primer bajón en Austria, ¿dónde están mis amigas? 


lunes, 1 de abril de 2013

José López Escribano

Hoy voy a mostraros un pequeño fragmento de la historia de mi familia.
Limpiando el cuarto de mis abuelos, he encontrado dos libretas escolares de mi tío abuelo José López Escribano.
Sólo son deberes del colegio (muy distintos a los que yo hago), pero he leído una carta que me ha llamado la atención y he querido compartir con la gente que lea mi blog.

"Amigo mío: permíteme que te llame así, pues aunque no te conozco, quiero que seamos amigos desde este momento. Tu profesor y el mío han convenido que tú y yo nos escribamos cartas. Creo que a esto llaman intercambio escolar.
Yo he recibido la invitación de mi maestro con verdadera alegría. Voy a tener un amigo en Toledo."

Fuente Librilla 30 noviembre 1927

jueves, 28 de marzo de 2013

Caged.

All I need right now is fly. Fly far away from here. Far away from my problems. I need to eat an ice cream near my highschool in Austria, I need another walk in the park in Poland, talking with Dawid and Asia as when I was there... I need to wake up and see Paco's water frozen out of the house, like when I was in Germany. 'Cause I feel caged, caged as I felt when I was in Paris, and problems, like now, come to me.